Estamos bien. No hay nada que quisiéramos mejorar en especial. Sin embargo hay como un ligero temblor de malestar, una inquietud que socava suavemente como un estar quietos sin estar en paz.
Pensamos si quizá no estén por venir bien unas vacaciones, o empezar a pensar en cambiar el auto o la casa. No importa cuántas llevemos ya…
A priori ninguno de los pensamientos nos convence demasiado de un cambio satisfactorio.
Sin embargo estamos inquietos, raros…
Algo nos lleva a pensar qué cuernos será eso que casi “nos busca” como si fuéramos nosotros el objeto de encuentro.
Para mí ese malestar que no tiene nombre habla del cambio de lo profundo, para mí es una de las maneras en que el alma pide pista.
Casi la mejor manera de sacudirnos…
Casi la manera más elegante de que nos enteremos...
0 comentarios